Lo organiza la Universidad Adventista del Plata. La Lic. Rosana Firpo expone sobre la relación entre el perfil del ingresante y el concepto del cuidado enfermero.

En esta ponencia se subraya la necesidad de cambio para la profesión de enfermería ya que la gran mayoría de los/as ingresantes tienen una visión instrumental de la misma; por otro lado, se pone de manifiesto la urgencia en revisar el modelo pedagógico para el proceso enseñanza-aprendizaje del cuidado enfermero a fin de contribuir al desarrollo de la disciplina. La hipótesis que subyace es que la imagen profesional que la enfermería proyecta en la comunidad es la que orienta a los ingresantes a elegir esta carrera.

El trabajo se realizó a partir de los datos que se recolectaron en el curso de ingreso a la Tecnicatura Superior en Enfermería de las localidades de Victoria, Nogoyá y Diamante es decir que se reunió información desde los Institutos Superiores Gaspar Benavento y Diamante.

En cuanto al perfil del ingresante los datos no sorprendieron: gran mayoría de mujeres (90%), casi el 60 % de los que ingresan a la carrera de Enfermería tiene entre 20 y 29 años y un dato no menor, un 56% de las ingresantes mujeres tiene trabajo como empleada doméstica, ama de casa o cuidando anciano. A través del análisis de los datos que contribuyen a identificar características básicas se pueden adoptar decisiones ya sea para la promoción de la carrera como para el seguimiento de los/as alumnos/as ya que los que se definen como sólo estudiantes son los menos. Esto implica que las personas trabajan y/o tienen familia que atender lo que necesariamente retrasa el egreso.

En referencia al concepto de cuidado enfermero la mayoría de los/as ingresantes se refiere a la persona destinataria de los cuidados como “paciente” o “enfermo”; continúa siendo muy fuerte la referencia a la figura del médico y se relegan las habilidades intelectuales. Todos estos datos señalan la persistencia en una actividad dependiente, restringida al ámbito hospitalario y más cercana a un oficio que a una profesión. Desde este lugar es necesario adoptar estrategias pedagógicas que refuercen la independencia al momento de planificar cuidados para la persona sana (no sólo enferma), en rehabilitación y en proceso de muerte; insistir en la base científica para delimitar el campo de acción propio y de esta forma despegarse de la etiqueta de ayudante del médico.

El Congreso se llevará a cabo entre el 7 y el 9 de abril y lleva por título “Equidad y Esperanza para la salud de las personas”.