Es lamentable el nivel de análisis y debate que ha venido dándose en el radicalismo en los últimos tiempos. Tanto en el debate televisivo entre Cobos y Sanz, como en la Convención Nacional de anoche, solo se evidenció la desesperación de la dirigencia en ser parte de un resultado electoral favorable, aun a costa de tirar por la borda 123 años de historia y de luchas. 

Las dos posturas que existieron en la Convención llevaban al radicalismo a las antípodas de lo que siempre fue su norte, ya que el Presidente del Partido Ernesto Sanz propugnaba la alianza con el partido Conservador de Mauricio Macri, con la lógica mercantilista de ser el único acuerdo posible, ventajoso y ganador; mientras que la otra propuesta sostenía que esa alianza era incompleta y había que sumar también al populismo peronista recientemente devenido en opositor que representa Sergio Massa. En definitiva, la duda solo consistía en entregar al Partido a un solo comprador, o bien si se formaba una UTE y un polirubro utilizaba lo que queda de nuestra U.C.R.

No escuche nunca de estos dirigentes que se preguntaran cual es la posición de Macri y de Massa sobre el rol del Estado en la sociedad, sobre el sistema educativo argentino, sobre YPF y nuestra matriz energética, sobre nuestro sistema previsional; sobre las relaciones políticas y económicas de argentina con el resto del mundo y sobre muchos otros temas centrales del País y de la sociedad argentina que hoy están en crisis.

La U.C.R. no vino a la vida política de este país para acceder al poder a cualquier costo. Sus revoluciones y sus luchas no claudicaron nunca en los momentos electorales. El posibilismo no formó parte nunca de nuestro diccionario; solo se hacía lo que se debía hacer y jamás llegar al poder traicionando nuestro ideario sedujo a la dirigencia.

Esta teoría fenicia de lograr acuerdos con cualquiera para ganar elecciones nada tiene que ver con la historia de nuestro partido y aquellos dirigentes que alegremente festejan el resultado de la convención de anoche serán los responsables de la debacle final de este Partido que se quebró varias veces, pero que nunca se dobló y ni fue genuflexo frente a los responsables de los peores momentos de nuestro País.

Escribe: Miguel Rettore, Concejal de Paraná y precandidato a intendente