Los signos de la aparición de esta enfermedad son, en muchos casos, ignorados por el paciente porque los confunde con los síntomas propios de la edad. Esto provoca un mal diagnóstico y, en consecuencia, un mal tratamiento.
La diabetes es una de las enfermedades más comunes en las personas adultas mayores. Adobe Stock
La diabetes es una de las enfermedades más comunes en las personas adultas mayores. Adobe Stock

El organismo transforma muchos alimentos que consumimos en azúcar con el objetivo de conseguir energía y para lograrlo, se necesita de insulinaEs una hormona segregada por el páncreas y evita los excesos de azúcar en la sangre.

“Los datos epidemiológicos indican que el 25% aproximadamente de todos los pacientes con diabetes tienen más de 65 años”, afirma León Litwak (M.N. 40.398), profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y médico del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del mismo hospital.

Los dos principales tipos de diabetes son la diabetes tipo 1, antes llamada infanto-juvenil, y la tipo 2, conocida como la del adulto.

  • La diabetes tipo 1, es más frecuente en los niños y jóvenes y afecta de por vida. Se suele originar por un proceso autoinmune, que afecta a las células del páncreas que producen insulina. En este caso, las células producen poca o ninguna insulina. Por lo general, los pacientes que presentan este tipo de diabetes deben tratarse con inyecciones diarias de insulina para bajar el nivel del azúcar en sangre. Pese a todas las investigaciones, a día de hoy no existe ningún tratamiento que pueda prevenir este tipo de diabetes.
  • La diabetes tipo 2 aparece mayoritariamente en adultos. El organismo puede no producir ni usar bien la insulina. Esta última supone en torno al 90% del total de los casos de diabetes y su incidencia está aumentando en los últimos años, debido al estilo de vida, cada vez más sedentario y con una dieta desequilibrada. En consecuencia, la prevención en esta enfermedad tiene un papel muy importante. Es vital detectar personas con riesgo a presentarla para establecer unos criterios preventivos para esa persona.

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Litwak detalla que a partir de la sexta década de vida comienza a producirse una disminución de la masa muscular y aumento de la proporción de grasa.

“Esto genera una mayor intolerancia a la acción de la insulina y la glucosa tiende a aumentar. De esta manera, el tratamiento de la diabetes debe ser intensificado”, remarca el reconocido experto y advierte: “la intensificación puede generar descensos de glucosa importantes (hipoglucemias), por lo tanto, la situación que se genera es bastante difícil, ya que hay que normalizar la glucosa sin generar efectos secundarios”.

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En ese sentido, recomienda Litwak, se debe entrenar a los médicos geriatras y clínicos a utilizar fármacos que no generen efectos secundarios y bajen el azúcar. “La metformina y los inhibidores dela DPP4 (inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4) son los fármacos más adecuados”, resume.

La detección de la diabetes

Los signos de la aparición de esta enfermedad son, en muchos casos, ignorados por el paciente al confundirse generalmente con los síntomas propios de la edad. Esta confusión provoca un mal diagnóstico y, en consecuencia, un mal tratamiento que puede derivar en problemas de salud al no detectar la diabetes a tiempo. Algunos síntomas, son:

  • Cansancio.
  • Pérdida brusca de peso sin motivo aparente.
  • Sed.
  • Hambre.
  • Necesidad continua de orinar.
  • Infección fúngica en la piel.
  • Visión borrosa.
  • Hormigueo o entumecimiento de pies y manos.