Quizás sea necesario que se conozca más sobre los canes y su sensibilidad auditiva, sobre todo para los que frecuentemente, ante partidos de fútbol, fiestas y cumpleaños, se apasionan con los bombardeos pirotécnicos que con o sin intención violan los derechos de los animales y especialmente de los perros.

La capacidad auditiva de los perros se diferencia de la de los humanos porque pueden percibir sonidos de alta frecuencia. Esta es la razón por la que, para ellos, ciertos ruidos estridentes y con potencia les provoquen inquietud. Los perros pueden captar densidades de ondas por segundo que no lo percibe el hombre. Pueden escuchar sonidos emitidos por murciélagos y ratas, que son  imperceptibles. Por ejemplo, el ser humano percibe un sonido que se encuentra a 6 metros  mientras el perro puede percibirlo cuando se emite  a 25 m de donde se encuentra. Pueden oír una tormenta que esté a 10 km, algo  imposible para los humanos.

Los perros se han tenido que acostumbrar a ignorar o tolerar los sonidos que se producen en el ambiente. Aunque les resulten molestos, se han adaptado para reducir su nivel de estrés.

Hay perros que llegan a tener auténticas fobias y terror al ruido de los petardos. Los síntomas más habituales de estrés frente al ruido se traduce con inquietud marchando de un lado a otro de manera compulsiva, se acelera la respiración, tienen jadeos, temblores y buscan esconderse.

Curar una fobia, sea del tipo que sea, es complicado y para conseguirlo, hay que comenzar lo antes posible a tomar medidas. El veterinario y el adiestrador son quienes mejor nos pueden asesorar sobre cómo actuar en estos casos, especialmente con la administración de ansiolíticos.

Es importante que aprendamos a celebrar el fin de año sin pirotecnia, o en todo caso usarla a la medianoche y punto. Por supuesto, vale para los que salen a festejar a todo estruendo un partido de fútbol, un campeonato, y hasta cada gol que hace su equipo favorito.