La historia se remonta a más de 170 años en el pasado de la ciudad, y está ligada a una Magnolia que según nos comentaron desde la ONG Identidad, allí el célebre poeta Gaspar Lucilo Benavento habría presentado su obra ‘La de las Siete Colinas’. Los avatares del tiempo, y de esa institución que fuera el Jockey Club han puesto a esta especie ubicada en el patio de la cancha de pelota a paleta de la entidad, en serio peligro.

Desde Identidad, Marina Lares y Ana María Balbi nos llamaron la atención sobre el estado de conservación de la misma, “Nos preguntamos ¿por qué se encuentra tan decaída? Pedimos a quien corresponda que se ocupe del tema, ya que se trata de un bien protegido”, comentaron a uno de nuestros cronistas.

La Ordenanza Nº 1.202/94 a la cual nuestras interlocutoras hacen mención, señala en el Art. 1º “Declárase patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de la ciudad de Victoria, al inmueble sito en calle Alem y Bartoloni, donde funcionara la sede social del Jockey Club, biblioteca, cancha de pelota paleta y Magnolia centenaria, ubicada en el patio del edificio”.

Asimismo, en los fundamentos se advierte, “que la antigüedad del ejemplar, de alrededor de 170 años, además de que a su amparo el poeta victoriense Gaspar L. Benavento presentó en 1947 su obra «La de las Siete Colinas…”, es otro valor agregado a este rescate.

Lo sabías

La magnolia es una antigua familia que evolucionó antes de que aparecieran las abejas, por lo que las flores se desarrollaron de forma que pudieran ser polinizadas por escarabajos. Como consecuencia, poseen duros carpelos para evitar su deterioro. Se han encontrado especímenes fosilizados de M. acuminata con 20 millones de años y se han podido identificar plantas pertenecientes a la familia Magnoliaceae que datan de hace 95 millones de años. Otra característica distintiva de las magnolias es la ausencia de sépalos o pétalos; en su lugar poseen tépalos, término que se acuñó para referirse a este elemento intermedio.

Reflexión

Nuevamente un majestuoso ejemplar, en este caso de gran valor histórico y simbólico se ve amenazado por el olvido, y en él las connotaciones de quienes entienden que hay cosas que no pierden valor con el tiempo, sino que es ese tiempo el que las vuelve valiosas. Testigo de encuentros y promesas de amor, de reparo al agobiante calor, o de confidentes palabras, allí está todavía queriendo ser parte de una ciudad que la fue relegando a su simple condición de planta, pero para muchos todavía sigue siendo ‘La Magnolia’, encerrando allí un sinnúmero de recuerdos y vivencias dignas de conservar junto a sus raíces, que son casi las nuestras.