El 12 de junio será un gran día para la ciencia. Un joven parapléjico se levantará de su silla de ruedas, caminará unos pasos y luego pateará una pelota para dar el puntapié inicial a la Copa del Mundo, con la ayuda de una avanzada prótesisEl 12 de junio, el día que comenzará el Mundial de Fútbol 2014, y el día que Brasil disputará su primer partido contra Croacia, también será un gran día para la ciencia.
Esa tarde, en la mitad del estadio Arena de São Paulo, un joven parapléjico se levantará de su silla de ruedas, caminará algunos pasos y luego pateará una pelota para dar el puntapié inicial a la Copa del Mundo.
Detrás de esta hazaña científica hay años de investigación, encabezada por el neuroingeniero Miguel Nicolelis, brasileño fanático del Palmeiras, pero también investigador de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (EE.UU.).
Su proyecto «Caminar de nuevo» (en inglés, «Walk again») se ha centrado en permitir que las personas abandonen la silla de ruedas.

Para ello, él y su equipo crearon un exoesqueleto muy liviano que permite a los pacientes levantarse, caminar e incluso patear una pelota, como se verá el 12 de junio en todo el mundo.
«Por ahora son nueve los voluntarios a los que se entrena con el exoesqueleto. Todos tienen algún grado de parálisis por trauma desde hace tiempo, incluso años», explica a El Mercurio, Rómulo Fuentes, director del Instituto Internacional de Neurociencias de Natal en Brasil, y el único chileno que ha trabajado en el proyecto.
Todavía no se sabe quién será la persona que clasificará para representar al equipo de Nicolelis en el Mundial, pero sí se sabe que todos los pacientes han entrenado mucho para lograrlo.
«Para este proyecto estuve a cargo de crear un ambiente de realidad virtual. El objetivo es que el voluntario simule lo que será estar adentro de un estadio: con cámaras, pantalla, luces, flashes y mucho ruido», dice Fuentes.

La idea de esta simulación es asegurarse de que a pesar de todos estos estímulos, el cerebro logre enviarle las órdenes al exoesqueleto. Hasta ahora, los resultados han sido esperanzadores. «Todas las pruebas han funcionado bien», señala.
El laboratorio donde se trabaja con el exoesqueleto -«fabricado en parte con plástico hecho con impresoras 3D y con aleaciones de metal», según explica Fuentes- está en San Pablo, pero eso no evita que científicos de todo el mundo colaboren.
«Es una experiencia única -dice el bioquímico chileno-. Es un equipo totalmente internacional e interdisciplinario: médicos, ingenieros y científicos que trabajan en retroalimentación sensorial, entre otros».

La retroalimentación sensorial es básica en el exoesqueleto, ya que gracias a ella la persona siente lo que el aparato pisa o toca. «La persona siente lo que el exoesqueleto hace. Esto, porque tiene sensores que estimulan a la persona a asociar la sensación con lo que está haciendo», agrega Fuentes.
En una de las pruebas, un paciente con daño en la médula, incapaz de caminar y sin sensibilidad en sus pies, logró sentir como si estuviera en la arena. «Siento que estoy caminando en la playa, que estoy tocando la arena», le dijo el paciente a Nicolelis, según consigna The Guardian.
Para lograr esto, las personas utilizan un casco que permite enviar impulsos cerebrales a un computador que cargan en su espalda. Este computador, a su vez, traspasa las órdenes al exoesqueleto.
Para Rómulo Fuentes, poder mostrar este avance científico en un evento como el Mundial es muy importante. «La idea es que todo el mundo sepa que esto existe en la ciencia, que son muchos campos los que están convergiendo y que no se quede solo en el ámbito experimental».
Además, confía que en el futuro, prototipos como este no serán raros. «Creo que es posible masificarlos, todo depende de las voluntades».

Pacientes
Nueve voluntarios que están probando el exoesqueleto. Se trata de hombres y mujeres de entre 20 y 40 años con algún grado de parálisis. El exoesqueleto se adecua a diversos tamaños de cuerpo, adentro de un rango.

Una nueva terapia de rehabilitación
La investigación con exoesqueletos no es nueva, pero este proyecto representa un paso adelante en la creación de sistemas en los cuales pueden interactuar humanos y robots, promoviendo una nueva generación de terapia de rehabilitación. Fue crucial contar con los adelantos en realidad virtual para controlar equipos tecnológicos, tema de trabajo en el DiVE (Duke immersive Virtual Environment) que dirige Regis Kopper. Este ambiente inmersivo virtual es uno de los espacios privilegiados en EE.UU. donde las cuatro paredes, el piso y el techo son efectivamente pantallas en las cuales se proyectan gráficos computarizados para que los visitantes «literalmente caminen dentro del mundo virtual», según indica la presentación institucional. Los proyectos de educación son variados, incluyen asuntos de ingeniería civil, electromagnetismo, estudios sobre cómo fumar cambia el cerebro, estudios en lenguaje, audiovisuales o arquitectura, entre otros, según La Vanguardia.com.