Luego de la tragedia en la escuela Columbine en Littleton, Colorado, en la que Eric Harris y Dylan Klebold mataron a 15 estudiantes sin ninguna razón aparente, la televisión, las películas y los videojuegos se convirtieron en ‘sospechosos’ de disparar actos de violencia sin sentido. Todo llevó a pensar que los autores del crimen fueron influenciados por videojuegos violentos y música metálica. ¿Fue esa realmente la causa?

Lo cierto es que a casi 15 años de la masacre, los adolescentes no disminuyeron la cantidad de horas que pasan jugando a estos juegos. La conexión entre los ‘medios violentos’ y la agresión ha generado un cuerpo de investigaciones que viene cambiando sus teorías sobre el tema a lo largo de estos años. El informe de la revista Time.

La preocupación es la siguiente: ¿la violencia virtual puede trasladarse a la vida real? Tal es el interés, que llevó a legisladores norteamericanos a proponer leyes para sumarle impuestos a los videojuegos violentos y proponer restricciones de edad para sus compradores. El mismo presidente Barack Obama impulsó en el 2013 más investigación sobre esta posible influencia. Si bien algunos resultados desestimaron la hipótesis, un cuerpo cada vez mayor de investigadores admite lo contrario.

En el último trabajo publicado en JAMA Pediatrics, científicos dirigidos por Craig Anderson, director delCentro para el Estudio de la Violencia en la Universidad Estatal de Iowa, encontraron indicios de que losvideojuegos violentos pueden llevar a los niños a reaccionar de una manera más hostil y violenta.

Para ello, trabajaron con 3.034 niños y niñas que cursaban el tercer, cuarto, séptimo y octavo grado en Singapur. Anderson y sus colegas los observaron durante un período de dos años con pequeñas entrevistas acerca de sus hábitos con los videojuegos. También se les ofrecieron cuestionarios estandarizados para medir su comportamiento y las actitudes hacia la violencia agresiva.

En líneas generales, las puntuaciones de los estudiantes sobre el comportamiento agresivo, las actitudes hostiles y fantasías sobre la violencia contra otros, disminuyeron ligeramente a lo largo del estudio. Eso es porque los niños tienden a actuar de forma menos agresiva a medida que crecen, y aprenden formas más maduras de abordar sus conflictos.

Pero en una mirada más detallada sobre aquellos que jugaban más horas por semana a videojuegos violentos reveló aumentos en la conducta y tendencias a reacciones agresivas, en comparación con los niños que lo hicieron menos tiempo. Cuando se les preguntó si estaba bien pegarle a un compañero por un comentario que pudiera decir negativo sobre su persona, estos niños eran más propensos a decir que sí. También puntuaron más alto en medidas de hostilidad, al contestar que responderían con una acción agresiva si se los provoca, incluso por accidente. Los más ‘jugadores’ resultaron además más propensos a fantasear sobre golpear a alguien que no les agrade.

Los videojuegos violentos encabezan las ventas

En la actualidad, los videojuegos más vendidos a nivel mundial tienen que ver con la violencia. Dos ejemplos para pensar.

Mortal Kombat X

Grand Theft Auto V para PC

Qué pasa en el cerebro

Los estudios de neuroimagen también sugieren que la exposición a los juegos violentos en realidad puede cambiar temporalmente el cerebro. Un resultado arrojado en 2011 comprobó que después de una semana de pasar grandes cantidades de horas frente a los videojuegos, los escáneres cerebrales de un pequeño grupo de voluntarios mostraron menor actividad en las regiones conectadas a las emociones, la atención y la inhibición de los impulsos en comparación con los participantes que usaban videojuegos no violentos. El efecto pareció ser reversible, pero los resultados sugieren que los períodos prolongados de juego podrían dar lugar a cambios más estables en el cerebro.

Un estudio previo sugirió que los juegos violentos pueden conducir a la supresión de la empatía a largo plazo. Otro pretendía encontrar un vínculo entre los videojuegos violentos y el racismo. Anderson y su equipo, sin embargo, no ven ninguna diferencia significativa en la empatía entre quienes jugaron más o menos horas. De hecho, ciertos estudios confirmaron que estudiantes universitarios que jugaron juegos violentos y otros que optaron por otra temática, eran igualmente propensos a ayudar a los científicos a recoger una lapicera del piso.

Algunos investigadores, entre ellos Christopher Ferguson, presidente del departamento de Psicología de la Universidad de Stetson, insiste en que no hay una fuerte evidencia de que la exposición a los videojuegos violentos conduzca a un comportamiento más agresivo. Señala, por ejemplo, que el aumento de la popularidad de los videojuegos no ha ido acompañado de un aumento en los crímenes violentos entre los adolescentes. Los estudios que vinculan los videojuegos violentos a un comportamiento violento, dice, a menudo no tienen en cuenta otros factores que pueden contribuir a la agresión, como la violencia en el hogar, el abuso, y la enfermedad mental.

Anderson reconoce que su propio estudio no es perfecto, y que es probable que esta no sea la última palabra sobre este tema tan controversial. Si bien el experto utilizó pruebas científicas bien establecidas, éstas requirieron que los niños informaran sobre sus propias acciones y actitudes, algo que no siempre es tan fiable o tan consistente como una medida objetiva.

El punto de este continuo debate, sin embargo, es que no todos los jugadores de videojuegos violentos están destinados a cometer crímenes violentos. Estudios como éste destacan la necesidad de una visión más matizada del punto de inflexión entre los juegos y la violencia real, y una mejor comprensión de cómo las influencias virtuales regulan el comportamiento de la vida.