¿Cómo terminar para siempre con las várices?
Las várices son venas inflamadas y retorcidas que se pueden observar a simple vista bajo la superficie de la piel. A veces, causan dolor de variada intensidad y hasta pueden provocar úlceras y coágulos de sangre. Suelen ser más comunes en las piernas aunque también pueden formarse en otras partes del cuerpo.
Entre los síntomas más significativos se encuentra la pesadez y el cansancio de las piernas a última hora del día o cuando ese estuvo mucho tiempo de pie; dolor en los tobillos y pantorrillas que puede aumentar con el roce o con un golpe leve; cambios en la coloración de la piel; calambres nocturnos; hormigueos cuando se permanece mucho tiempo en la misma postura e hinchazón de pies y tobillos, entre otros.
«Las varices grandes y sus trastornos asociados como úlceras, flebitis, eczemas o pigmentaciones están originadas en la incompetencia valvular de los llamados grandes troncos venosos, las venas safenas. El tratamiento clásico consiste en la extirpación de esos vasos a través de una cirugía mayor con internación y un postoperatorio bastante molesto. Pero además, la eliminación de estas importantes venas conlleva a la aparición futura de nuevas várices«, explicó el Dr. Miguel Angel Gramajo Booth -médico flebólogo universitario; miembro titular de la Sociedad Argentina y Panamericana de Fleboinfología e integrante del American College of Phlebology.
El especialista consultado -pionero en los procedimientos de recuperación funcional sin extirpación- sostuvo que la alternativa superior consiste en la resolución, a través de procedimientos mínimamente invasivos, de la insuficiencia valvular con conservación de estas importantes estructuras. «Con este procedimiento llamado valvuloplastia externa, se logra solucionar el problema original y conservar este tronco. La evolución en los años subsiguientes del paciente que conserva las venas safenas es netamente superior», afirmó.
Este procedimiento se realiza con anestesia local en muy breve tiempo y con deambulación inmediata, pudiendo el paciente al instante de efectuado el tratamiento reintegrarse a su trabajo, practicar deportes, viajar, o lo que desee. Los síntomas, al resolverse la causa, van disminuyendo notoriamente hasta ser imperceptibles. Sus resultados funcionales son definitivos y auguran una mejor perspectiva que con los tratamientos tradicionale
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