messi

El seleccionado afrontará el encuentro decisivo por tercer año consecutivo. Los anteriores tuvieron un desenlace olvidable. Desde 1993 que no se gana un campeonato.

El momento esperado desde el primer día llegó. La Selección Argentina volverá a protagonizar un partido decisivo por tercer año consecutivo, y a la espera de que finalmente se pueda romper una sequía que ya lleva acumulado 23 años. El título se ha transformado en algo esquivo para el conjunto mayor, que vio pasar distintas camadas de futbolistas, todas con un gran reconocimiento en el plano internacional, sin poder alcanzar el lugar de privilegio. Este grupo tuvo la particularidad que es el mismo que hace dos años jugó una final del mundo ante Alemania, y en 2015 una de América frente a Chile. Por ese motivo, su necesidad de desahogo es aún mayor.

Para el seleccionado, jugar este tipo de encuentros se ha transformado en un obstáculo imposible de superar. Si bien los ciclos con cada entrenador son diferentes, de la misma manera que las ideas de juego, Argentina no logra disfrutar las finales y el sufrimiento termina ganando la escena. En el Mundial de Brasil se llegó a esa instancia luego de 24 años, y más allá de que no hubo diferencias notorias en el desarrollo, el nerviosismo terminó perjudicando a muchos jugadores. Inclusive, el propio Lionel Messi no pudo prevalecer ante los alemanes, como lo había hecho en las presentaciones previas.

Lo que ocurrió en Chile el año pasado, ante el conjunto local, fue todavía peor. El dominador fue el plantel que conducía Jorge Sampaoli, que terminó obteniendo el certamen en la definición por penales. La producción del equipo de Gerardo Martino fue muy pobre, si se lo compara con lo que había ofrecido antes de ese día. Una vez más, el desconsuelo fue muy grande, y Argentina quedó en la mira por su supuesta debilidad en duelos de ese magnitud.

En relación a la Copa América, la Selección había jugado su última final en 2007, en Perú, donde Brasil se terminó consagrando luego de un 3-0 sin discusión. Y tres años antes, en 2004, Argentina también había llegado a ese partido estelar, pero esta vez los brasileños fueron campeones a través los penales (4-2), luego del empate en dos goles.

Lo que ocurrió desde 1993 hasta acá fue la contunidad de lo que había ocurrido en los mundiales de 1990 y 1986. Argentina jugó esas dos finales contra el mismo rival (Alemania) y con diferentes resultados: derrota en Italia y triunfo en México. Precisamente, de esta última se cumplirán el miércoles próximo 30 años. En esta oportunidad, Argentina buscará el domingo que el desenlace sea similar.

Por Adrián De Benedictis

Para Página 12