El juguete fue cambiando, como toda industria, haciendo el camino lógico de la madera, al metal y al plástico, según avanzaba la tecnología. También comenzaron a diversificarse y fueron apareciendo nuevas tendencias y modelos. Eso sí, que algo sea novedoso o tenga éxito de ventas no significa que sea seguro.
A lo largo de su historia, hubo miles de casos en que los juguetes generaron accidentes, por falta de sentido común por parte de sus constructores. Esto sucede porque, básicamente, en muchos de los países más desarrollados –o grandes productores– no existe un ente que los controle antes de salir al mercado.
Matías Furió, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), explicó a Infobae: «En muchas partes del planeta son los propios fabricantes los que se tienen que hacer responsables de ese control, pero no de manera asociada».
En cambio, Furió explicó que en Argentina el sistema es diferente: «Partimos de una premisa que nos posiciona mejor que muchos otros países. ¿Por qué? Porque la mayoría de los fabricantes-dueños de juguetes en la Argentina forman parte de la CAIJ y todos los asociados contamos con un laboratorio propio que fiscaliza los criterios, componentes y normas de fabricación según los estándares nacionales e internacionales. Por eso creo que los juguetes argentinos son unos de los más seguros del mundo».
«De la misma manera, cuando se importa: el 80% de los productos que entran al país son controlados por el laboratorio de alta tecnología de la CAIJ. Allí emitimos para cada juguete un certificado que luego es homologado según las normas IRAM o por el INTI», agregó.

Algunos de los juguetes más peligrosos de la historia

Colonial Viper
En 1978, la franquicia Battlestar Galactica irrumpía en la televisión norteamericana y causaba furor. Así, Mattel no tardó en salir al mercado con todo tipo de juguetes. Entre ellos estuvo la nave Colonial Viper, que marcó un antes y un después con respecto a la clasificación de los juguetes por edad.
El Colonial Viper de Battlestar Galactica. Está versión ya venía con la aclaración de que los misiles no salían despedidos
La aeronave contenía piezas pequeñas y, a pocas semanas del lanzamiento, uno de los misiles causó la muerte de un chico de cuatro años por asfixia. El juguete fue retirado, la empresa demandada y a partir de allí comenzó a aparecer la leyenda de «las partes pequeñas» y la recomendación por edades.
Kit de análisis de huellas digitales de CSI
La Serie CSI (Crime Scene Investigation), sobre análisis forense, que aún se emite, fue tan popular cuando se transmitió, que hay una adaptación para casi cada una de las grandes ciudades de EEUU: Las Vegas, Miami y Nueva York, entre otras.
CSI, juego con asbesto
El kit, lanzado en 2007, tenía entre sus artilugios el polvo para descubrir huellas digitales. El problema es que entre sus componentes se encontraba el asbesto (concretamente tremolita) un potente agente cancerígeno. La empresa fabricante presentó la bancarrota, justo antes de que comenzaran a llegar las demandas.
Sky Dancers
Parecían el sueño de toda niña. Unas muñecas, con un look entre princesas y hadas, que podían volar y sorprender. Sí, las «bailarinas del cielo» eran un fenómeno y pudieron permanecer en el mercado más de 6 años.
Sky Dancers. un peligro para los ojos
Las razones hoy parecen lógicas, durante su vuelo los juguetes provocaban lesiones en los ojos. Así, hubo 150 denuncias por daños en ojos, córneas, ceguera parcial, dientes rotos, contusiones, una costilla rota y hasta laceraciones faciales que requirieron puntos de sutura.
Sky Rangers Park Flyer
Un avión a control remoto puede ser un gran pasatiempo para los fines de semana, en un día familiar, al aire libre. Sin embargo, el modelo de 2007 tenía un «pequeño» desperfecto técnico: explotaba.
El avión explotaba, literalmente
Además, no tomaba impulso por su cuenta, necesitaba ser lanzado por una persona. Y, como podía explotar en cualquier momento, hubo cientos de reportes sobre quemaduras en las manos y en la cabeza.
Super Blast Balls
Era 2001, cuando la empresa Super Bang lanzó las Blast Balls. Básicamente, su función era sonora, cuando chocaban en el piso producían una explosión como la de un petardo y, con suerte (o mala suerte), se podía ver alguna chispa saltar por el aire.
Las chispas generaban quemaduras e incendiaban la ropa
Y fue justamente este extra, la chispa, lo que encendió la alarma de los padres, cuando en vez de desvanecerse caían sobre la ropa, con las consecuencias lógicas: quemaduras de distintos grados. Al poco tiempo, habían dejado de existir.
Scooter Razor
El monopatín fue adaptándose para convertirse en un juguete al menos peligroso. Lejos de los tiempos donde solo se trataba de un medio de transporte, tomó características más cercanas a los X Games.
Sí o sí, con protección.
En el año 2000, el Razor Scooter causaba furor entre los chicos, que sedientos de la velocidad y las piruetas lo adoptaron enseguida. Solo en un año hubo 110 mil casos de menores en salas de emergencia. Sin embargo, nunca salió del mercado y hoy existen tutoriales de cómo utilizarlos para hacer piruetas. En 2009, la nueva versión, además, incluía un chispero en la parte de atrás.
Lawn Darts
¿Qué puede salir bien de lanzar dardos gigante al aire?, ¿qué persona -con el mínimo sentido común- puede considerar que nunca va a sufrir un accidente? Fueron conocidos como Jarts y fueron responsables de mandar a seis mil personas al hospital.
Los «dardos del césped», una invitación a la tragedia
Las heridas podían ser en cualquier parte del cuerpo, desde la cabeza, ojos, cuellos hasta los pies. A fin de cuentas, era una «lanza» con filo que caía desde el cielo. Los fabricantes colocaron la leyenda de «Solo para adultos», pero no fue suficiente. Los Jarts mataron 3 niños y dejaron en coma a una niña de 11 años.