La residencia geriátrica Edad de Plata es presidida ad honorem por Osvaldo Juárez, tiene el acompañamiento incondicional de Rosa María Ramírez, quienes desde hace ocho años luchan por sobrellevar los destinos de este espacio para los abuelos. Sin embargo no logran sumar adhesiones de la comunidad para una continuidad, pese a que atraviesa un período de ordenada administración. “Sería una pena que este esfuerzo de años se caiga”, advirtió Ramírez.

La entrevistada recordó que desde su creación hace 45 años las distintas comisiones que se hicieron cargo trabajaron por el sostenimiento de esta casa, que en la última década debió enfrentar serios inconvenientes con AFIP, sumados a un pedido de remate. “Cuando llegamos había solo dos personas para el manejo de la casa, y una vez que nos hicimos cargo tuvimos la tarea de ordenar las finanzas, dar espacio para la creación de la comisión y actualizar la Personería Jurídica, entre otras cuestiones prioritarias”.

La comisión debía renovarse cada dos años, pero el interés de quienes arribaban para refrescar los atareados brazos pocas veces coincidió con la superación de algunas instancias que caracterizan a este tipo de espacios, y por esta cuestión, los dos años de Ramírez y Juárez se multiplicaran por cuatro, “Hay que atender a estas personas las 24 horas del día, y también cuidar que el personal cumpla con sus tareas”.

Un total de doce personas trabajan al cuidado de los 30 abuelos que hoy se alojan en la sede. “Se dividen en turnos de 8 horas donde 4 de ellos asumen la responsabilidad de atender sus requerimientos de movilidad, medicación, etc. de forma rotativa. Allí también se incluye aparte el personal de lavandería, cocina, mantenimiento, administrativo y de limpieza; esto es así por disposición”, advirtió Ramírez.

La Municipalidad, mediante un convenio, se hace cargo de la contratación de dos personas, una que se ocupa de mantenimiento de las instalaciones (pintura, jardinería, obras menores) y otra avocada a lo administrativo. El Geriátrico también recibe un aporte de la Tarjeta Sidecreer para provista de parte de la mercadería.

En una de las paredes se puede notar un cartel que indica el precio que los abuelos pagan mensualmente para vivir allí (3.700 pesos), y un detalle de cuánto dinero significa por día (123,3 pesos). “Pusimos ese cartel para que la gente que nos visita entienda que aquí muchas cosas se hacen más por voluntad que con dinero”.

Cada abuelo que llega allí viene con la ficha de Pami o Iosper, quizás el punto de ingreso que destaca Ramírez es la colaboración que la comunidad presta a través de su cuota societaria, “cobramos diez pesos mensuales, y tenemos algo más de 120 socios que, si bien puede parecer una cifra menor, significa mucho para nosotros”.

Las responsabilidades de la comisión tienen mucho de acompañamiento y también de contención, “necesitamos que haya alguien cuando se celebra la misa, o en oportunidad de un festejo de cumpleaños, alguien que tenga un momento para conversar o leerles un libro, que los inviten a pintar, tejer, pocos momentos que parece que hoy no lo tiene nadie”.

Asimismo, en varios espacios de la casa Ramírez advierte que no han llegado con los presupuestos de pintura y albañilería, y que este sería un aporte muy bien recibido para mejorar el entorno de los que allí conviven.

Alzheimer

Dentro de los treinta abuelos alojados en la entidad, Ramírez insistió en el alto porcentajes de aquellos que presentan trastornos cognitivos y conductuales como el Alzheimer. “Hoy es una de las patologías más presentes y reiteradas, y que obliga a cuidados y atenciones muy personalizadas”.