Un empresario sufrió el robo de unos 500 mil dólares cuando una banda de ladrones ingresó violentamente a las oficinas de su compañía ubicada a pocos metros de la Central de Policía de la provincia, en la ciudad de Córdoba.

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Un empresario sufrió el robo de unos 500 mil dólares cuando una banda de ladrones ingresó violentamente a las oficinas de su compañía ubicada a pocos metros de la Central de Policía de la provincia, en la ciudad de Córdoba.

Osvaldo Elías Absi, un empresario cordobés de 86 años, sufrió lesiones debido a la paliza que le propinaron los delincuentes para sacarle todo el dinero disponible en las instalaciones de la compañía.

El asalto, que se conoció ayer, fue perpetrado el jueves frente de la Jefatura de Policía de Córdoba, y aún las autoridades no lograban obtener rastros de los autores del robo, quienes permanecían prófugos.

Absi contó a la radio local Cadena 3 que los ladrones lo agarraban de los pies y brazos, lo elevaban entre 70 centímetros y un metro y lo arrojaban al piso como parte de la golpiza para intimidarlo.

Playas de estacionamiento

El hombre, que se dedica al alquiler de playas de estacionamiento y tiene una empresa constructora, tenía en su posesión el equivalente a medio millón de dólares (en divisas y pesos argentinos). Ese dinero, dijo Absi, iba a ser destinado por su empresa para el desarrollo de distintos proyectos en el edificio donde tiene su oficina, sobre la avenida Santa Fe.

«Estaba por realizar dos operaciones de propiedades, una en la esquina de la Jefatura, en Coronel Olmedo, y dos en el edificio mío», dijo el empresario.

Precisó el empresario que los delincuentes «se han llevado 300 mil dólares y el equivalente a otros 200 mil dólares, pero en moneda local». Ese dinero fue acumulado por Absi durante varios meses del cobro de los alquileres de todas sus propiedades distribuidas en la ciudad.

«Tenía que firmar la escritura y se demoraron y por eso me encontraron con esa plata grande», relató el empresario, visiblemente afectado por el lamentable hecho.

Absi afirmó que recibió varios golpes por parte de los maleantes: «Me han pegado por todos lados (…) Los criminales me agarraban de los pies y los brazos. Me levantaban 70 centímetros y me tiraban al piso. Después me ataron a la cama». Consternado aún por el robo expresó: «Me han dejado tirado moralmente. Tengo una depresión terrible».