A 36 años del accidente nuclear de Chernobyl: cómo es el sarcófago que protege al reactor
La estructura de acero, que encierra los residuos nucleares, pesa 36.000 toneladas. Además, mide 108 metros de alto, 162 de largo y 257 de ancho, y tiene una vida útil de 100 años.
El reactor número cuatro de la planta de Chernobyl, cuya explosión provocó hace 36 años el mayor accidente nuclear de la historia, hoy se encuentra cubierto por un gigantesco sarcófago que protege al medioambiente de los devastadores efectos de la contaminación radioactiva.
Con la forma de un hangar para aviones donde se podrían estacionar dos Boeing 747, este monstruo necesitó 700.000 tornillos hechos a medida para unir kilómetros de tubos de acero. Para minimizar el riesgo de los trabajadores ante el foco radioactivo, fue construido a 180 metros de donde ocurrió la explosión. y luego lo trasladaron.
Se erigió en dos mitades, que luego se ensamblaron, y se lo transportó sobre unos rieles especialmente diseñados hasta cubrir el anterior sarcófago que a su vez protegía al reactor dañado. Así, con sus 108 metros de altura, 162 metros de largo y 257 metros de ancho, se convirtió en la mayor estructura construida por el hombre en ser trasladada de un sitio a otro.
El Nuevo Sarcófago de Seguridad (NSC, por las siglas en inglés de New Safe Confinement) pesa unas 36.000 toneladas. Sus cimientos descansan sobre un volumen de 20.000 metros cúbicos de hormigón y la bóveda sella las alrededor de 5.500 toneladas de arena radiactiva, plomo, ácido bórico y las 220 toneladas de uranio y otros isótopos inestables, así como las decenas de toneladas del cemento y el acero que han sido irradiados. Se diseñó para evitar la filtración de los residuos nucleares más peligrosos del mundo por los próximos 100 años.
El Arco, según otra de sus denominaciones debido a su configuración, está cubierto por paneles de acero de especial resistencia y en su interior oculta una cámara de aire de 12 metros de espesor que incorpora un sofisticado sistema de ventilación que minimiza el riesgo de corrosión, mantiene la humedad relativa de la instalación en torno al 40 por ciento y permite recircular unos 45.000 metros cúbicos de aire por hora. De este modo, se asegura que no haya necesidad de reemplazar el revestimiento ni expone a los trabajadores a la radiación durante la vida útil de la estructura.
La bóveda tiene la capacidad para resistir un terremoto de magnitud 6, un tornado de categoría 3, con vientos de 254 a 332 kilómetros por hora, y temperaturas extremas que van desde los -43ºC hasta los +45ºC.
Cómo se financió el Nuevo Sarcófago de Seguridad
Nunca antes se había construido una estructura tan grande en un sitio así de contaminado. Superar los riesgos y dificultades inherentes al proyecto requirió años de preparación y trabajo preliminar, hasta que a fines de 2010 comenzaron las tareas en el lugar y en noviembre de 2016 se colocó la monumental pieza en posición.
Después de la instalación, prueba y puesta en marcha de los sistemas, recién a mediados de 2019 el Nuevo Sarcófago de Seguridad fue entregado oficialmente a las autoridades ucranianas y al Fondo de Protección de Chernobyl.
El contrato para este proyecto de diseño y construcción fue adjudicado en 2007 al consorcio francés Novarka, formado al 50% por las constructoras de ese mismo país Bouygues y Vinci. Se trabajó con subcontratistas locales y de diferentes partes del mundo.
Por ejemplo, los segmentos del sarcófago se confeccionaron en Italia, y luego se enviaron hasta Ucrania en 18 barcos de carga y 2.500 camiones; el sistema de grúa se fabricó en Estados Unidos; el revestimiento se importó de Turquía, y las operaciones de elevación y deslizamiento las llevó a cabo una empresa holandesa.
El costo final del Nuevo Sarcófago de Seguridad fue de 2.100 millones de euros y estuvo financiado por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y las contribuciones de más de 40 países y organizaciones.
El 26 de abril de 1986 se registró el peor accidente en materia nuclear de la historia, al explotar la planta de Chernobyl. Ocurrió en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania, que en ese momento pertenecía a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Se estima que 100.000 personas fallecieron en años posteriores a consecuencia de la exposición radiactiva. Además, se estima que más de cinco millones de personas vivieron en áreas contaminadas.