Liliana Holotte y Micaela Roda irán presas por colaborar con Jonathan Roda y Brian Fassano en la venta de droga en la cárcel de Paraná. El episodio de cuando una de ella comió un bizcochuelo con psicofármacos.

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Hace casi dos años se iniciaba una investigación a cargo de la División Robos y Hurtos de la Policía, e instruida por el fiscal Santiago Alfieri Porqueres, que iba a revelar una trama entre familiares presos y libres que se organizaban para ingresar y vender drogas dentro de la Unidad Penal de Paraná, entre otros delitos como extorsiones, robos y balaceras en la ciudad. En 2022 los dos cabecillas, internos de la cárcel, acordaron penas que les extendieron sus días en el encierro. Ahora la madre y hermana de uno de ellos, y a su vez pareja del otro, acordaron en un juicio abreviado cumplir cuatro años de prisión efectiva por su rol en las tareas delictivas que cumplían bajo directivas de los reos.

“Dos mujeres formaban parte de una organización delictiva, la cual fue investigada por la División Robos y Hurtos en relación a distintos hechos delictivos que cometían familiares alojados en la Unidad Penal Nº1 de Paraná y con la participación activa que tenían Liliana Holotte y Micaela Roda”, explicó el jefe Robos y Hurtos, Carlos Schmuk, a Códigos el programa que se emite por Elonce.

En ese sentido, explicó que “Liliana Holotte organizaba el ingreso de drogas a la Unidad Penal Nº1 de Paraná, la cual era comercializada en el interior de la cárcel por Jonatan Rodas, uno de sus hijos, y era quien organizaba las armas de fuego para las balaceras que protagonizaba otro de sus hijos, Ezequiel Rodas, quien también cumple condena”.

Asimismo, especificó que “Micaela Roda y su pareja, Jonatan Fassano, quien cumple condena por un homicidio, se encargaba de cometer estafas y extorsiones relacionadas a la venta de drogas al menudeo”.

Además de marihuana y cocaína, también ingresaban pastillas de psicofármacos, las drogas más demandadas, como clonazepam, tal como se advirtió tanto en los secuestros de elementos en la cárcel durante las requisas a visitas y en una media que encontraron en la cancha de fútbol, como en las escuchas telefónicas donde los investigados hablaban claramente de esas sustancias.

Al respecto, el comisario dio cuenta del ingreso de un bizcochuelo con psicofármacos a la Unidad Penal Nº1 de Paraná. “En una de las intervenciones surgió que, de manera equívoca, Liliana Holotte come un trozo de esa torta sin saber que tenía pastillas que ella había colocado; sufrió una pequeña descompensación, estuvo más de un día con mucho sueño y eso causó algo humor al interior de la familia cuando hablaban por teléfono porque no se dio cuenta que estaba consumiendo de la torta que drogas que debían ingresar a la cárcel”, reveló Schmuk.

Ambas mujeres acordaron cumplir cuatro años de prisión, por el delito de Comercialización de estupefacientes fraccionados en dosis destinadas al consumidor (narcomenudeo) agravado por realizarse en un lugar de detención, en carácter de partícipes secundarias.