Informes recientes dan cuenta del alarmante aumento del sedentarismo infantil, que se asocia también con el sobrepeso y la obesidad.

Dentro del ámbito de la vida familiar, la niñez siempre encontraba en ejercicios y juegos propuestas para el sano desarrollo además de una alternativa para promover la necesaria integración social con otros chicos. Sin embargo, el extendido sedentarismo parece estar ganando terreno también dentro de la población infantil de nuestro país.

Nadie discute ya la importancia de la actividad física, tan beneficiosa para el crecimiento y la salud. Están claramente comprobados los graves efectos nocivos que acarrea la pasividad, muchos de ellos asociados con el sobrepeso y la obesidad. Pediatras y educadores, la Organización Mundial de la Salud (OMS) a nivel mundial o el Observatorio de la Deuda Social de la UCA en nuestro medio, alertan sobre el valor de la prevención. Este prestigioso instituto local ha elaborado un informe en el que pone de manifiesto que casi la mitad de la población infantil y adolescente de nuestro país (45,4%) realiza menos de 60 minutos de actividad física diaria fuera de los límites de la escuela. También ha aumentado el consumo de alimentos procesados con muchas calorías, en paralelo con la baja de la ingesta de frutas y verduras frescas.

La práctica de ejercicios o deportes al aire libre en la infancia contribuyen a desarrollar mayor fuerza, agilidad, coordinación y habilidad en los movimientos, al tiempo que también estimulan la percepción espacial y el sentido del equilibrio, todo lo cual contribuye a un mejor control de las distintas partes del propio cuerpo en crecimiento.

En el plano social, el ejercicio físico colectivo exige aprender a asumir nuevos roles y responsabilidades dentro de un equipo. Por qué entonces en la actualidad los chicos realizan menos actividad. Por un lado, hay hoy menor oferta de lugares en los que hacer actividad física, de hecho se estima que tenemos la mitad de los clubes privados que había hace unas décadas. Por el otro, el apabullante progreso tecnológico alcanzado en los últimos años, que revolucionó el sistema de comunicaciones, ha demostrado ser sumamente absorbente. Los televisores, las computadoras, las tabletas, los celulares, modernos dispositivos plenamente incorporados a la vida hogareña, han ido restando tiempo libre para la actividad física tanto de los menores como de los mayores. Se trata de una cuestión que preocupa en muchos países y que obliga a diseñar nuevas propuestas para incentivar la actividad física y el deporte en los más chicos.

Los padres son quienes deben ver la mejor forma de controlar el uso del tiempo que hacen sus hijos para reforzar conductas y hábitos saludables que contribuyan a instalar una relación placentera con la actividad física. Que los adultos podamos reservar tiempo libre para la actividad física y que lo compartamos en familia cuando sea posible es también necesario para mejorar el desarrollo físico y motor de los chicos en edad escolar.

El sedentarismo es una epidemia que se extiende peligrosamente. Necesitamos apelar a todos los recursos para detenerla, esto incluye diseñar políticas de promoción que aseguren el acceso de todos los niños y jóvenes a la práctica de la actividad física y deportiva.