Con homicidios en alza y las balaceras como método de intimidación pública recurrente, el año que se va deja la crisis de la seguridad pública como una de sus marcas.
Rosario vivió durante el 2020 el cuarto año más violento de la década y el más complejo del último lustro.

El año 2020 será recordado como el año en el que temimos a un enemigo minúsculo, con gran poder de daño, al que nadie pudo ver y que marcó la dinámica de nuestras vidas como nunca antes en este siglo. Sin embargo, la espiral de violencia en las calles de Rosario no tuvo descanso más allá de las distintas etapas de confinamiento obligatorio y aislamiento social y preventivo ordenado por el gobierno nacional. Si se tomara a las estadísticas de homicidios como la variable que rige la sensación térmica de la seguridad ciudadana, Rosario vivió en 2020 el cuarto año más violento de la década y el más complejo del último lustro. Pero también sucedieron otras incidencias dentro del mundo del delito rosarino. A continuación se brindan una serie de claves, en hechos policiales y judiciales, que tienen como pretensión el servir de herramientas para comprender qué fue de este 2020.

Homicidios y pandemia

Durante 2020 de produjeron en el departamento Rosario 214 homicidios, según cifras oficiales del Ministerio de Seguridad provincial. Estos números colocan a 2020 como el cuarto año más violento de la década detrás del trío 2013/2014/2015El más violento de los últimos cinco años. Fue año atípico signado por el aislamiento obligatorio en marzo/abril por la pandemia de Covid 19 que se fue flexibilizando durante el año. Durante esos dos meses en 2019 se registraron 33 homicidios y en el mismo período de 2020, en medio de la cuarentena, 21 crímenes. Los ejes de los homicidios durante el año giraron en torno a las peleas entre bandas por el control de la calle y la reconfiguración de esos territorios a partir del encarcelamiento o muerte de sus líderes; sumado al crecimiento de la circulación de armas de fuego para matar o herir en las contiendas.

Las balaceras

Los ataques a balazos contra frentes de viviendas, negocios o vehículos estacionados se consolidaron este año como mensajes de intimidación pública. Un fenómeno ligado directamente a la puntería: si el balazo pega en la pared es abuso de arma pero si impacta en un humano y lo mata la carátula pasa a ser homicidio. Un triste ejemplo de esto fue el asesinato de Ticiana Espósito, de 14 años, quien la noche del 14 de septiembre pasado lavaba los platos en su casa de Magallanes al 2700 cuando un proyectil perforó la ventana de la vivienda e impactó en la cabeza de la chica. Según fuentes tribunalicias, en la primera mitad del año se dieron una decena de balaceras diarias como promedio. Ya en medio del segundo semestre la fiscal regional María Eugenia Iribarren habló de días en los que hubo “hasta 20 balaceras”. Inclusive se vivió el fenómeno de vecinos que llamaron a los medios de comunicación para anunciar a los tiratiros que nada tenían que ver con la mafia.

Cárceles, call center del delito

En los últimos cinco años las cárceles provinciales se han convertido en oficinas del crimen. Verdaderos call centers regenteados por pesos pesados desde sus celdas. Se estima que en más de un 90 por ciento de los casos en los pabellones o en los patios de las prisiones se organizan importantes negocios y se diseñan matanzas. Hechos como los atentados a objetivos del Poder Judicial, las balaceras que mataron a un apostador en el Casino en enero de 2020; el homicidio a un lugarteniente de Esteban Alvarado en Fisherton en abril de 2020; las órdenes para matar y descuartizar a dos hombres este mes, todas fueron concebidos desde lugares de encierro.

Femicidios

Durante 2020 en la provincia de Santa Fe se registraron 25 femicidios, según datos relevados a partir de medios gráficos y digitales por la organización feminista y política Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá). De ese universo de muertes, 5 se produjeron en la ciudad de Rosario, 2 en Villa Gobernador Gálvez y 1 en Villa Constitución. Hay seis casos bajo investigación y hubo 22 tentativa de femicidios. El último caso conocido en la ciudad ocurrió este domingo a las 16.40 cuando Micaela Beatriz Pereyra, de 26 años, fue atacada por sicarios en Flammarión al 4900. La mujer recibió cuatro balazos en el tórax y su pequeña hija de 3 años uno en la espalda. El fiscal Alejandro Ferlazzo explicó que “se está analizando que haya sido un crimen planificado desde el interior de una cárcel. Estamos tomando declaraciones a allegados de la víctima y a testigos ya que existían amenazas previas hacia Micaela y su familia”. Sospechan que su ex pareja ordenó el crimen desde el penal de Piñero.

Los descuartizados

La mañana del martes 23 de diciembre se vio sacudida por el hallazgo de dos cuerpos desmembrados en contendedores de residuos de Lituania al 5600, Pireli y Anchorena, Castro Barros y Anchorena, y en el arroyo Saladillo frente a un frigorífico en Villa Gobernador Gálvez. Las víctimas fueron identificadas como Jorge David Giménez, alias “Colo Nina”, de 29 años, y Víctor Martín “Poliyo” Baralis, de 44. Según una escucha judicializada, procedente del entorno de la banda de Los Gorditos que comanda Brandon Gabriel Bayél es quien habla de matar y despedazar a alguien en un soporte de voz que el pasado lunes 22 de diciembre fue leído en una audiencia imputativa contra sus dos hermanas en el Centro de Justicia Penal. Así, el fiscal de Homicidios Patricio Saldutti avanza con sigilo pero con la idea de tener encaminada hacia un destino preciso la pesquisa de uno de los hechos más brutales registrados en una ciudad que vuelve a tener este año un pico de casos de violencia altamente lesiva.

Brandon Bay

A sus 26 años se mezcló entre los pesos pesados del hampa local sobre la base como exponente de una violencia exasperada de la que es acusado de infligir tanto fuera como dentro de la cárcel. «Hay que avanzar matando gente inocente», se le escuchó decir a Brandon en una escucha judicializada. Cumple una condena a 5 años de prisión en la cárcel de Piñero dictada en octubre de 2018 como cabecilla de la banda de “Los Gorditos” y en junio pasado fue acusado de comandar una asociación ilícita generada para cometer tropelías, entre delitos ligados a la narcocriminalidad y homicidios teniendo como eje el barrio Norte de San Lorenzo. Brandon junto a su tío Diego Bay, ex pareja de Vanesa Barrios, esposa de Máximo Ariel “Guille” Cantero, conforman según la acusación otro estructura delictiva que responde a los líderes de la banda de Los Monos. Una línea de investigación tiene a Brandon como ideólogo del doble asesinato y descuartizamiento de Jorge David “Colo Nina” Giménez y Victor Martín “Poliyo” Baralis.

¿Quién mató a Trasante?

El 14 de julio pasado, a la hora de la siesta, dos hombres armados ingresaron a la casa del ex concejal y pastor evangélico Eduardo Trasante, en San Nicolás al 3600, y lo asesinaron a balazos. El asesinato sacudió a la política local y desde Ciudad Futura, fuerza política por la que Trasante llegó a ser concejal, realizaron una serie de planteos públicos para que el crimen fuera investigado como un atentado político e institucional. Dos hombres fueron imputados por los delitos de encubrimiento en grado de coautores en concurso real con homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas y agravado por el uso de arma de fuego en grado de coautores funcionales. La dupla había adquirido por 20 mil pesos en efectivo el vehículo Peugeot 308 Allure color blanco robado en el que llegaron los sicarios para concretar el crimen.

El asesinato de «Coto” Medrano

El jueves 10 de septiembre pasado a las 23 el barrabrava de Newell’s Marcelo “Coto” Medrano fue emboscado cuando salía del salón de venta de una estación de servicios YPF de Eva Perón y avenida San Martín en Granadero Baigorria. Un sicario que bajó de un Ford Ecosport blanca, que luego apareció quemada en Ricardone, corrió a Coto mientras le disparaba con una pistola calibre 40. A “Coto” lo remataron en el piso.

El asesinato de “Coto” quitó de la cancha a un importante jugador sindicado como distribuidor de drogas en la zona norte de la ciudad y a un peso pesado al que no le temblaba la pera para defender su territorio. Según la hipótesis fiscal “Coto” mantenía una fuerte disputa con la familia del uniformado Gabriel Mario Godoy, en libertad con restricciones tras ser imputado como el potencial chofer que condujo al sicario hasta el lugar donde estaba Medrano, y su hermano Daniel Alejandro, más conocido como “Dany”, histórico rival de Medrano en la venta de drogas en la zona norte.

 

Bocacha Orellano

Carlos Orellano tenía 24 años y era empleado en la fábrica de electrodomésticos Liliana. Todos los conocían por su apodo, “Bocacha”. La madrugada del 24 de febrero pasado fue a bailar al boliche Ming River House, ubicado en la Estación Fluvial. Tras un altercado con personal de seguridad del boliche su cuerpo apareció flotando en el río Paraná dos días después frente al balcón sur del boliche Ming. La familia de la víctima sostiene que Bocacha fue asesinado. Hasta el momento no existe un dictamen científico que certifique la causa del deceso del joven y los investigadores esperan el resultado de exámenes complementarios a la autopsia. Sin conocerse aún la causa de muerte de Orellano el fiscal Patricio Saludutti imputó el pasado 11 de diciembre a cuatro policías por diferentes delitos: dos de ellos como coautores de delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y falsedad ideológica de instrumento público agravada; los otros dos por omitir la realización de medidas claves para la investigación. Solo uno está preso.

El crimen del «Trinche»

El asesinato de Tomás Felipe Carlovich, el viernes 8 de mayo pasado en avenida Eva Perón y Paraná, en inmediaciones de la estación ferroviaria Rosario Oeste, del barrio Belgrano, expuso uno de los costados más brutales de la inseguridad en la ciudad: al “Trinche”, gloria del fútbol mundial, lo asesinaron para robarle una bicicleta. Por su asesinato fue imputado Juan Ariel “Bocacha” M., un ladrón de poca monta que residía en las inmediaciones. Otro asesinato bajo el mismo telón fue el del cocinero Sebastián “Oso” Cejas ocurrido el 22 de septiembre pasado en la puerta de ingreso a la guardia del Hospital Español sobre Gaboto. Según la hipótesis fiscal al “Oso” lo asesinaron frente a su madre para robarle su Chevrolet Onix. Dos muchachos fueron imputados por el asesinato.

La caída de Tania

Con apenas 24 años Tania Rostro es, para los tres fiscales de la Justicia provincial que la investigaron, un exponente distintivo de las culturas criminales de Rosario, que agrupa organizaciones inestables que se abren camino a tiro limpio con liderazgos juveniles marcados. La violencia es el medio para ganarse un territorio y un nombre. Y esta chica de fuerte personalidad está implicada por comandar una red de quioscos de venta de drogas en una franja de Nuevo Alberdi, Casiano Casas, la ex Zona Cero y Cristalería pero también sospechada por ordenar ataques que dejaron personas heridas de arma de fuego o corridas a la calle con usurpaciones. Hace dos semanas la fiscal federal Adriana Saccone presentó requerimiento para llevarla a juicio como parte de una banda liderada por Ariel Máximo “Guille” Cantero, Leandro Alberto “Gordo” Vilches (de la banda de Los Monos) y su concubina Gisela Vanesa “La Gi” Boccutti.

Condenas por Medina y Campos

El jueves 12 de noviembre, tras dos meses de debate, los policías Alejandro Rubén Bustos, del Comando Radioeléctrico, y Leonel Emiliano Mendoza, de la Policía de Acción Táctica, fueron condenados a prisión perpetua como autores materiales del doble asesinato de David Campos y Emanuel Medina. El 23 de junio de 2017 a media mañana las víctimas circulaban en un auto Volkswagen Up cuando comenzaron a ser perseguidos por efectivos de Policía Motorizada. Campos y Medina se asustaron y continuaron la marcha hasta Callao al 5700, y Cazadores, donde fueron emboscados y acribillados en el interior de su auto por agentes policiales que llegaron a la escena. David Campos recibió al menos tres disparos y Emanuel Medina diez impactos en su cuerpo. Fue uno de los casos de gatillo fácil más conmocionantes de la década. Además de Bustos y Mendoza, otros 17 efectivos recibieron penas condicionales hasta 7 años de prisión.

Pillín preso

El 22 de junio pasado Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central durante al menos dos décadas, fue detenido por orden del fiscal Miguel Moreno en su casa del barrio cerrado Los Álamos, en Ibarlucea. La hipótesis fiscal del caso se sustentó en amenazas, intimidaciones y extorsiones que le permitieron al acusado generar un espacio de poder del cual se valió para armar un negocio ilícito por algo más de 38 millones de pesos. También lo acusó de lavar activos provenientes del delito. El 12 de noviembre la jueza de segunda instancia Goergina Depetris ordenó su libertad bajo fianza -3 millones de pesos- con ciertas reglas de conducta como la prohibición de acercarse al club, a sus dirigentes o jugadores. “Pillín” continuará el proceso judicial en su contra en libertad.

El crimen de «Jerry» y la caída de los gordos

Los últimos dos años, al menos, las calles de Villa Gobernador Gálvez se vieron conmovidas por los cruces a balazos entre las huestes Carlos “Jerry” Gaeta y el “Gordo Dany, el alías con el que se reconoce a Héctor Daniel Noguera, en medio de disputa a sangre y plomo por el control de territorio. Esa guerra tuvo como momento culminante el miércoles 5 de agosto pasado, cuando en Salvio al 2500, barrio Matheu de Rosario, “Jerry” y su yerno Fernando Gaspar Rodríguez fueron ejecutados a balazos. Horas más tarde Noguera, sindicado como brazo armado de la banda de Los Monos en VGG, fue detenido. Semanas más tarde se lo acusaría como instigador del asesinato. Tres semanas atrás se le sumó un nuevo actor a esta saga: “El gordo” Mariano Salomón. Este amigo y compadre del asesinado Claudio “Pájaro” Cantero fue detenido en Villa Luro y acusado de integrar el área de extorsiones de la banda de Los Monos en VGG junto al “Gordo Dany”.

Cinco jefes policiales en un año

Desde que comenzó la gestión de Omar Perotti en diciembre del año pasado, con Marcelo Sain como su hombre en el área seguridad, pasaron por la jefatura de la policía de Rosario cinco jefes. La gestión comenzó con Marcelo “Conejo” Gómez, quien fue removido del cargo una semana más tarde al tener un duro cruce con Sain. A Gómez lo sucedió el 18 de diciembre de 2019 Claudio Romano en dupla con Danilo Villán. El nuevo jefe duró 23 días. El 10 de enero Romano fue desplazado por Sain tras una saga de 12 homicidios y atentados contra el Servicio Penitenciario y el Centro de Justicia Penal. Sain le dio el timón a Villán, a quien secundó Oscar Romero, la dupla que más duró en este año de cambios. A fines de agosto Villán fue desplazado en el marco de la movida que significó el desplazamiento del jefe de la policía santafesina, Víctor Sarnaglia. Al asumir Emilce Chimenti como nueva jefa de la fuerza provincial Villán fue reemplazado por Daniel Acosta, cuyas funciones en Rosario terminaron este 4 de diciembre al conocerse que había mantenido reuniones con dirigentes justicialistas opuestos a Sain. En su lugar fue nombrado Adrián Forni.

Juego clandestino

Como nunca este año se puso el ojo en el juego ilegal en la provincia de Santa Fe. Una investigación de los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra sobre redes de juego clandestino expusieron una asociación ilícita que de acuerdo a su teoría integran como organizadores el ex fiscal regional de Rosario Patricio Serjal; al ex fiscal de grado Gustavo Ponce Asahad; al capitalista de juego clandestino Leonardo Peiti; al ex empleado del Ministerio Público de la Acusación (MPA) Nelson Ugolini, quien filtraba información desde las fiscalías a Peiti; a Maximiliano “Cachete” Díaz, que era un extorsionador en nombre de la banda de Los Monos; al recientemente fallecido David Perona, capitalista de juego ilegal en Rafaela denominado el rey del juego; y al ex comisario Alejandro Torrisi, que ya está condenado por haber recibido dinero en casinos clandestinos de Villa Gobernador Gálvez controlados por Peiti. A esta saga de nombres se le sumó el del senador provincial (PJ por San Lorenzo) Armando Traferri, a quien en medio de un escándalo político se le solicitó el desafuero, instancia que no prosperó lo que lo no liberó de ser mencionado en las reimputaciones a los distintos acusados.

«La policía era el regulador del narco»

Mi jefe era Druetta y nosotros éramos una cooperativa. La policía de Santa Fe era el ente regulador del narcotráfico”. Así comenzó Ignacio Actis Caporale, alías “Ojitos”, su comparecencia en el juicio ante el Tribunal Oral Federal en lo Criminal 3 (TOF 3) en el que está junto al ex jefe de Inteligencia Zona Sur de Drogas Peligrosas de Santa Fe, Alejandro Druetta, acusado como organizador de una asociación ilícita para vender droga. “Captaban gente para vender la droga que ellos incautaban. Nosotros vendimos droga cuando Druetta nos empezó a proveer. Yo me hago responsable, estoy arrepentido pero siempre estuve amenazado por Druetta. Jamás pude hacer procedimientos, ni apretar gente”, dijo “Ojitos”. “Esta gente que me está acusando de aberrantes delitos es gente que he detenido. Que uno los detenga causa resentimiento. A los dos imputados que declaran como arrepentidos en mi contra yo los he detenido”, replicó Druetta.

Las leyes de Sain

Desde hace un mes en comisiones de la Legislatura santafesina circula el llamado “Plan de Modernización Normativa”tres proyectos de ley que hará eje en el análisis criminal, la incorporación de tecnología a la Policía y la reformulación de la policía. El primero es la ley de seguridad pública de la provincia. La segunda ley es la del sistema policial provincial. El tercer eje es el proyecto de control policial que también contempla los procedimientos disciplinarios para los efectivos. Ante lo que entiende como estancamiento en el avance de la iniciativa en la Legislatura, Saín dijo el martes en rueda de prensa: «Hace un mes y medio estamos trabajando con el equipo técnico que elaboró esas leyes para traducir todo lo que podamos en decreto. O sea, van a ver a partir de febrero cómo todo aquello que podamos definir administrativamente por decreto lo vamos a llevar adelante. A las reformas las vamos a hacer».

La primera vez de la “Tata” Medina

Luego de estar mencionada durante cerca de dos décadas como referente del narcomenudeo en barrios de la zona norte de Rosario, Olga Beatriz Medina, conocida como «Tata» o «La Rubia», fue condenada el 29 de junio pasado a cuatro años y seis meses de cárcel. La mujer de 52 años está detenida en el penal de Ezeiza desde abril pasado, cuando cayó en un operativo de la Policía Federal que causó cierta controversia por haberse ordenado horas antes de un acto eleccionario. Sin embargo, el juicio oral por el cual fue condenada tiene que ver con el hallazgo de poco menos de dos kilos de marihuana en octubre de 2014. La zona donde estaba asentada Medina es un espacio azotado por hechos trágicos, con víctimas ajenas a las refriegas y una fuerte disputa entre facciones de narcomenudeo, donde son conocidos los grupos del fallecido Emanuel «Ema Pimpi» Sandoval y Hernán «Lichi» Romero.

La sexta condena de “Guille”

Ariel Máximo «Guille» Cantero, preso en la cárcel federal de Marcos Paz, recibió en julio pasado su sexta condena en cuatro años. Fue sentenciado a 6 años y 8 meses de prisión por coaccionar con un llamado telefónico a un juez penal que le había denegado un traslado desde la cárcel de Rawson, donde estaba en 2016. «Decile al juez que se meta el traslado donde ya sabe y que lo voy a matar», le dijo a una practicante del juzgado que por entonces estaba a cargo del juez de Sentencia Edgardo Fertitta que atendió el teléfono y mientras las cámaras del penal ubicado a 1.440 kilómetros al sur de Rosario lo filmaban. Hasta ahora sólo la primera de las que le aplicaron se encuentra firme. Las demás están en procesos de apelación o revisión ante la Corte Suprema. De ser confirmadas, según las reglas para el concurso real de delitos, podría recibir una pena máxima de 50 años por todas estas causas. “Guille” espera juicio en al menos otras dos causas.