Desde hace 16 años la Empresa Epuyen decidió también hacer su aporte a la contención de estos animales abandonados, y actualmente tiene 190 perros en un predio totalmente acondicionado lindante a la fábrica. Allí trabajan varias personas que dedican tiempo y amor a estos animales que la gente deja en la ruta, en la zona ribereña, o directamente los acercan al lugar.

Silvia Urreaga es quien comenzó con esta labor, repartiendo su tiempo con la limpieza de los distintos espacios de la empresa. “Al principio teníamos cuatro o cinco, pero a medida que la gente se fue enterando de que aquí se los alimentaba, vacunaba y les dábamos cariño, el número no ha parado de aumentar. Mis patrones siempre han tenido esta actitud solidaria que realmente es de destacar, porque no sólo les compran la comida y les dan un lugar limpio y confortable, también hay un veterinario que está permanentemente al cuidado de los que llegan maltrechos, y periódicamente realiza castraciones tanto a los machos como las hembras que van recibiendo”.

Su hermana Marcela, que también realiza tareas de limpieza en la firma, le ayuda con esa labor desde hace cinco años, a la que se suman Jorge ‘Coqui’ Saldaña y Luis Garcia, quienes tienen a cargo gran parte del trabajo de mantenimiento dentro de los caniles, preparan las raciones y permanecen en el lugar unas diez horas por día. “Acá no hay feriado, ni sábado o domingo que no vengamos, porque los animales deben ser tratados con el mismo cuidado que un ser humano, necesitan abrigo, alimento, controlar la salud y contención, mejor dicho cariño. Aquel que abandona un perro, no dimensiona la crueldad que comete”.

Tanto Silvia como Marcela insisten en que esos cachorritos que nos festejan cuando les extendemos la mano, al llegar están tristes y aúllan porque muchos tienen dueño y los extrañan, “es un acto de mucha crueldad que solo con el tiempo parecen olvidar”, dice Marcela.

Silvia insiste en que este trabajo “es tan gratificante que uno no deja de agradecerlo. Yo he sabido llevarme perros a casa, me siguen y ¿qué le voy a hacer?”.

Polenta, puchero, y una vez a la semana pescado, son algunas de las raciones que reciben estos animalitos sin familia. “También tenemos bastantes donaciones, porque la gente sabe que se los damos con todas las vacunas, castrados y desparasitados”.

_ ¿Qué hubiera sido de estos perros si estos espacios de contención no existieran?

_ “Lamentablemente en estas casi dos décadas hemos sido testigos de la crueldad de la gente. Estos animales sólo necesitan afecto, y es el que se les ha negado librándolos a su suerte, esto quizás nunca cambie, pero por suerte, no todos pensamos ni actuamos de igual manera”, concluye Silvia.

 

Fuente: Paralelo32.com.ar