sex

Un estudio realizado a 64 parejas determinó que tener más sexo no solo no hace más felices, sino que puede llegar a producir el efecto contrario.
El estudio estuvo a cargo de científicos de la Universidad Carnegie Mellon.
Un equipo de científicos de la Universidad Carnegie Mellon investigó acerca de la teoría popular de que «tener sexo hace más felices a las personas». Los resultados sorprendieron mucho, ya que descubrieron que el sexo no solo no provocaba la felicidad de las personas, sino que incluso en algunos casos podría ocasionar el efecto contrario, es decir, generar infelicidad.
George Leowenstein, profesor de economía y psicología en la Universidad Carnegie Mellon, y su equipo informaron en un artículo publicado el año pasado que tras varios estudios realizados durante la última década, se han encontrado pruebas que sugieren que el sexo está directamente relacionado con la felicidad, de modo que más sexo significa una mayor felicidad. Un estudio realizado por el profesor demostró que incluso cambiando la cantidad de sexo que tenía de una vez al mes a una vez a la semana sería darle la misma cantidad de felicidad como la recepción de un extra en el sueldo.
Leowenstein dijo recientemente al diario The New York Times, que su objetivo actual era el determinar qué elemento – el sexo o la felicidad – era la causa y cuál era el efecto: «A pesar de que parece plausible que el sexo podría tener efectos beneficiosos sobre la felicidad, es igualmente plausible que la felicidad afecta el sexo, o una tercera variable, como que la salud afecta a ambos».
Para disipar las dudas sobre este hecho, un grupo de científicos se reunió para estudiar y determinar con claridad si más sexo provocaba una mayor felicidad o no. Este estudio se realizó a partir de un experimento realizado gracias a un total de 64 parejas voluntarias. Cada una de estas parejas eran heterosexuales, estaban casadas de manera legal y comprendían edades entre los 35 y 65 años.
El experimento consistió en medir los horarios de sexo de cada una de las parejas. A continuación, se dividían en dos grupos y pedían a uno de los grupos que tuviesen más sexo, el doble para ser exactos, mientras que al otro grupo los científicos les pidieron que se mantuviesen en su rutina de sexo normal.
El experimento duró 90 días. Durante este tiempo ambos grupos de parejas completaban un cuestionario al final del día. Este cuestionario ayudó a los investigadores a medir el estado de ánimo de cada pareja, así como la satisfacción que les había producido cada episodio sexual.
El resultado del experimento sorprendió notablemente a todos. El equipo de científicos explicó que «al contrario de lo que cabría esperar, se observó un débil impacto negativo de inducir a la gente a tener más relaciones sexuales en el estado de ánimo». Por lo que aquellas parejas que tuvieron que duplicar la cantidad de relaciones sexuales eran menos felices en general.
Ante esto, el profesor Leowenstein concluyó que «si quieres ser feliz cuando se trata de sexo, lo importante es concentrarse en la calidad y no la cantidad».