La patología afecta profundamente la calidad de vida de los pacientes: impacta en los ámbitos laboral, escolar, social, vincular y económico.
Las personas que sufren dermatitis atópica pierden un promedio de 11 días de trabajo o estudio al año. Archivo

Cada año, la Organización Mundial de Alergia (WAO por sus siglas en inglés), organiza la Semana Mundial de la Alergia (del 05 al 11 de junio). En este marco, la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) y la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) organizaron un encuentro conjunto para hablar sobre dermatitis atópica.

Es una enfermedad crónica e inflamatoria de la piel, caracterizada por brotes frecuentes, picazón intensa, irritación, dolor y enrojecimiento. Se trata de una patología multifactorial, en la que intervienen factores genéticos, ambientales, alteraciones inmunológicas y/o problemas en la función barrera de la piel.

La picazón intensa que provoca la dermatitis lleva al paciente a rascarse permanentemente, en muchos casos, hasta dañar su piel e incluso predisponer a infecciones, generando ardor y dolor. Se manifiesta de manera distinta entre las personas, con síntomas que imponen una carga física, psicológica y económica significativa.

“La calidad de vida de los pacientes, sobre todo en casos de moderados a severos, y la de toda su familia o entorno, se ve muy afectada. En muchos casos, las familias, parejas o padres no duermen porque tienen que estar controlando que la persona no se rasque ni lastime. Elegir cómo vestirse es también un desafío para los pacientes, que deben optar por prendas que no intensifiquen la picazón”, expresa María Valeria Angles (M.N. 100.502), jefa de la sección Dermatología Infantojuvenil del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano de Buenos Aires y coordinadora del grupo de trabajo de dermatitis atópica de la Sociedad Argentina de Dermatología.

Lucas tiene 23 años y hace 10, le diagnosticaron dermatitis. “Había noches en las que no podía dormir porque la piel me sangraba o supuraba, era insoportable. Mi familia se preocupaba porque me veía muy lastimado”. Fue bastante el tiempo que transcurrió hasta dar con el diagnóstico correcto de la enfermedad. “Cuando dieron en la tecla, mi vida cambió totalmente porque pude comenzar un tratamiento acorde. Por eso mi consejo siempre es que todos aquellos que tengan alguno de los síntomas de la enfermedad no dejen de consultar con los especialistas”.

Hay otras enfermedades desencadenadas por el mismo proceso inflamatorio de la dermatitis atópica, en el que el sistema inmunológico de los pacientes está sobreactivado. Por ello, es muy frecuente que la dermatitis coexista con otras enfermedades alérgicas, como asma, rinoconjuntivitis y alergia alimentaria, entre otras.

Las novedades más importantes sobre la dermatitis atópica

“Las novedades más importantes para los pacientes con dermatitis atópica de moderada a grave enla Argentina son la aparición de fármacos biológicos y, más recientemente, la aprobación de un inhibidor de JAK, que con una dosis oral diaria, ha demostrado reducir notablemente la picazón y las lesiones cutáneas en los pacientes” indica Gabriel Gattolin (M.N. 3.090), especialista en Alergia e Inmunología, expresidente de la AAAEIC, y coordinador de Investigación Clínica en Fundación de Estudios Clínicos y en el Centro Respiratorio Infantil de Rosario.

“Esto supone una gran noticia porque se trata de fármacos más efectivos, con estudios científicos de respaldo que garantizan su seguridad y que mejoran notablemente su calidad de vida, dado que disminuyen las lesiones cutáneas y la picazón. Estas nuevas opciones terapéuticas nos llenan de alegría, tanto a los médicos como a los pacientes, porque finalmente podemos tener algo diferente, seguro y efectivo para ofrecerles. Significa una esperanza para aquellos pacientes que ya habían probado todo lo que había hasta el momento, y no lograban mejorías” concluye Angles.