Asumir pequeños trabajos en la casa y el jardín o emprender actividades que tengan que ver con los sentidos puede ser de gran ayuda.
A las personas con demencia les cuesta concentrarse. (Foto: Adobe Stock)
A las personas con demencia les cuesta concentrarse. (Foto: Adobe Stock)

Aún no existen medicamentos que curen la demencia. En una etapa inicial, algunos remedios pueden retrasar un empeoramiento. En el caso de una demencia media o grave, en general se apuesta por ansiolíticos.

Sin embargo, los medicamentos no lo son todo cuando se trata de vivir lo mejor posible con demencia. La llamada activación es al menos igual de importante para los afectados o, incluso, más.

La activación puede tomar diferentes formas. Puede ser asumir pequeñas tareas en la casa y el jardín o emprender actividades que tengan que ver con los sentidos: escuchar música o caminar descalzo por el jardín. En el fondo, se trata de permanecer activo.

Las rutinas son importantes para una persona con demencia porque aportan seguridad, estructura y organización. (Foto: Adobe Stock)
Las rutinas son importantes para una persona con demencia porque aportan seguridad, estructura y organización. (Foto: Adobe Stock)

“Tiene un efecto positivo sobre la memoria cuanto más activa se mantenga la persona con demencia”, dice Laura Mey, asesora de atención telefónica al enfermo de alzheimer. Así los afectados pueden mantener sus capacidades por más tiempo. Y muchas veces se demuestra que pueden mucho más de lo que presumen sus familiares.

“Si se activa bien a personas con demencia, pueden hacer muchas cosas por sí mismas”, dice Susette Schumann, presidenta de la Sociedad Alemana de Cuidados Terapéuticos Activadores, quien se ocupa de formar a personal de cuidados.

La activación es mucho más que organizar el tiempo libre. Abarca toda la vida cotidiana. Quienes padecen demencia pueden, por ejemplo, barrer el pasillo o limpiar el polvo. “Muchas veces aún tienen la capacidad de hacerlo, pero quizá no se les ocurre o no saben dónde están las cosas para limpiar”, aclara Laura Mey.

Efecto secundario: las personas con demencia se sienten útiles

Es importante dar instrucciones precisas: “Puedes limpiar la repisa en el salón. Aquí está el trapo”. También se le puede dar a los afectados el canasto con la ropa recién lavada y llevarlos hasta el tendedero. “También las personas con demencia se quieren sentir útiles. Es una buena sensación y lleva a una cierta serenidad”, explica May.

Por eso, añade, los familiares deberían pensar en cómo incluir a una persona enferma. Las posibilidades son muchas, por ejemplo, en tareas que se reiteran. “Una tarea puede ser sacar el correo del buzón”, propone Mey. Hacer eso todos los días lleva a una rutina en la vida cotidiana. Y las rutinas son importantes para una persona con demencia porque aportan seguridad, estructura y organización.

Pero activación también puede ser tener una conversación. Los familiares pueden estimular con fotos, aromas u objetos, preferentemente relacionados con las preferencias de la persona con demencia.

“Si a alguien le gustaba mucho coser y se interesaba por la ropa y la moda, se puede armar una caja con diferentes tipos de tela”, dice Mey. Mirarlas, tocarlas y hablar sobre ellas. Es bueno que las personas con demencia puedan tomar cosas con sus manos.

Pero no importa qué actividad se elija, debería ser pequeña y abarcable. “Las personas con demencia en algún momento tienen grandes problemas de concentración. Pueden mantenerla unos diez minutos”, dice Susette Schumann.

La activación no solo es llevada a cabo por familiares, sino también en los establecimientos de cuidado. Si una persona con demencia entra al hogar, los familiares pueden aportar datos biográficos que pueden ayudar en esta activación.

Fuente: DPA